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martes, 26 de junio de 2012

Otros mundos, otras voces: la Opera China

Hoy os quiero proponer una forma radicalmente diferente de entender la música vocal. El aislamiento milenario que ha sufrido China la ha llevado a desarrollar una cultura muy propia y diferente del resto del mundo.

Aunque en todos los campos del arte estas diferencias son muy importantes, es quizá en el mundo de la música donde son más acusadas. Por ejemplo, la pintura, la escultura o la arquitectura chinas nos pueden resultar ajenas, pero somos capaces de percibir su belleza; sin embargo, pocos son los occidentales que se atreven a adentrarse en los misterios de la música tradicional china.

Una música tan diferente a la occidental nos produce más bien rechazo o incluso hilaridad. Esto es debido a la falta de puntos comunes con nuestra forma de entender la música, como el empleo de escalas alternativas o instrumentos musicales diferentes.

En el caso de la música vocal, las diferencias son si cabe aun mayores. La forma tradicionalmente "correcta" de cantar en China es casi un compendio de todo lo "prohibido" por los cánones estéticos occidentales, como el abuso de la sonoridad nasal, la predilección por los tonos extremadamente agudos (lo que nosotros  llamaríamos quizás "voces de pito"), los amplísimos vibratos o el empleo de interminables glissandos (deslizamiento de la voz de un tono a otro sin solución de continuidad, emitiendo toda la gama de frecuencias intermedias).

La llamada Opera China es un espectáculo "total", que conjuga teatro, baile y exhibiciones de lucha o kung fu, y por supuesto música instrumental y canto. La forma de cantar es difícil de entender desde nuestra perspectiva occidental, y no sólo porque no entendamos el texto. Para empezar, muchas veces nos cuesta encontrar una línea melódica y en muchas ocasiones se trata de improvisaciones del cantante. Por otra parte, los instrumentos musicales pueden estar acompañando a la voz en un tono totalmente diferente y seguir solo de forma aproximada sus movimientos melódicos.

Como veis, el concepto de tono y de armonía es totalmente diferente. Lo que cuenta en este caso es más la belleza del momento musical, la pericia del cantante y su capacidad de transmitir las emociones de los personajes. Todo esto acompañado de los aparatosos vestuarios, máscaras y maquillajes. Se despoja de valor a conceptos como la naturalidad o la fidelidad a la realidad  y el empleo del simbolismo es máximo.

Aquí os traigo un poco de Kunqu Opera, que es una de las formas más exitosas de ópera china, alcanzando su apogeo entre los siglos XVI y XVIII, pero con algunas piezas como este "Pabellón de Peonias" que todavía se representan hoy en día y han sido declaradas patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.



Y este es un fragmento con un estilo diferente, más enérgico, procedente de la Opera de Beijing.